Doy fe que la soledad no hiere que el desencanto no mata que las mentiras no resucitan. Os aseguro que los árboles nos protegen que la edad nos hace humildes que buscamos, aún sin saberlo, el cariño y la
verdad. Tengo el convencimiento de que la vida no se merece como tampoco el odio y la injusticia, y la osadía de una infamia no puede abatir la bandera de la inocencia. Creo firmemente en el hombre, en Dios, en la misericordia, y espero y confío en un amor que salve al mundo de la avaricia y la impiedad de los señores de la guerra.