LA MUERTE NO TIENE LA ÚLTIMA PALABRA
Hoy los raíles han
hecho suyos el llanto,
el quebranto y el
dolor,
el suspiro último de la vida.
Parece que hoy se haya equivocado el desino
que su voluntad chocase
contra la fortaleza de nuestra alma
para arrebatarnos la última gota de sangre;
porque hoy se nos han ido muchos,
luchando hombro a hombro
con la fe del hermano en el hombre,
por la herida abierta
en el costado de España…
Hoy que los raíles se adueñaron de la muerte,
y que por sus hierros retorcidos ellos han sido llamados,
a nosotros hoy también
se nos nombra
como testigos de la humanidad entera;
hoy se nos convoca
y se nos juzgará por lo que hayamos sido capaces
de no callar, y de amar.
En la tragedia de esta Galicia que somos todos,
a pesar de un
Santiago abatido,
de nuestro desánimo peregrinando bajo la esclavina,
vacía la calabaza y silente el bordón,
hoy, a pesar de ese tren perdido,
será nuestra esperanza, nuestro corazón y el Verbo
quienes tengan la última palabra.
Antonia Cerrato Martín-Romo
25 de julio de 2013