Una huella en Alico
Para Ramón Machón, con mi admiración y respeto.
Para su familia, con mi cariño y
apoyo.
Con la dulzura de
un pájaro
escondido en la tarde,
-por lo que tiene de humilde,
de amargura y de esperanza-
nos asomamos a la vida.
Con la osadía del gorrión
que se despoja de su vuelo
y baja de la rama
para regocijarse en el polvo:
es que la alegría
nunca fue canción de cobardes,
y no es el gozo de existir,
lección aprendida, o dada por sabida,
para el infante.
Con el plumaje de unos días
emprendemos la andadura
y el aire, Padre nuestro,
mira resignado la jaula-árbol-
corazón de la tarde,
aprobando y respetando
nuestro destino de ave libre y amada.
Con el valor de de la esparraguera
que pare en el olvido su fruto,
abrimos las puertas del monte
para que cruce la sombra de tus alas
allí, sobre la ternura de Alico
donde la tarde recorta una huella
donde los pájaros canta ese nombre
donde se aprende a llorar y a ser feliz
en comunión con la encina.
Allí, Ramón, donde pervivirá tu recuerdo.
Antonia Cerrato Martín-Romo
10 de noviembre de 2013
Es una dedicatoria muy bonita Antonia. Además de arte con las letras, tienes un gran corazón. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amiga.
ResponderEliminar!Ay qué bien escribes Antonia!
ResponderEliminarUn beso muy grande