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domingo, 22 de junio de 2014

Presentación revista Norbania 5

El solano

Estoy aquí, ¿qué más da dónde?
poniéndome un vestido
que ya no me cabe:

a la fuerza, con el tesón
de los años,
sé que puedo, aunque de malas maneras,
hacerlo pasar por un cuerpo
que no reconozco

Ha sido el Solano,
el que atravesaba los postigos
zarandeando la cadena
que aseguraba la casa,

el que  desquiciaba la cortina
hinchándola de fuego.
Ha quemado las promesas
y abrasado los recuerdos
que convertían mi memoria
en el refugio más seguro.

Me empeño en volver,
una y otra vez,
al sitio donde me sentía
a salvo, porque todo era familiar.
Ser niña es cobijarse
en la omnipotencia de los tuyos
que con su charla y consejas
parecen haber conquistado el cielo
a pesar de perder una guerra
o haberla ganado sin descubrirlo.

Estoy aquí, a mitad de tantas cosas…

Sin saber cuánto queda de camino
para rematar alguna.

Porque el otoño apremia
a un verano que quisiera
no irse nunca,
 amodorrado por el Solano.



La parsimonia de aquella infancia
donde nunca pasaba nada
y lo que acontecía, hasta la muerte,
tenía pase,
ha cedido al empuje de aires de modernidad
donde a fuer de acometer tantas empresas
se tiene el sentimiento
que pocas merecieron siquiera el empeño.

Y estoy aquí, con las puertas de par en par,
a ver si la corriente me espabila
o si de una vez por todas
el Solano se me lleva.

28 de Enero de 2009
Antonia Cerrato Martín-Romo

1 comentario:

  1. Hola amiga, bonita forma de describir el paso por la vida y los sentimientos que la van acompañando, que el solano te traiga nuevas energías para seguir escribiendo tan bonito. Besitosss.

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